Por: Abraham Pérez González
El “Cine de Oro” mexicano, sin duda alguna, marcó un antes y un después de la concepción de la sociedad mexicana. Si bien se discute si existió o no una época de oro del cine nacional, está claro que la industria fílmica a mediados de los años treinta del siglo pasado desarrolló diversas tramas de películas que “atraían” a la sociedad mexicana.
El detonante de esta industria se da con la película Allá en el Rancho Grande del director Fernando de Fuentes (1936), un melodrama ranchero que sorprendentemente fue un éxito en el extranjero, quedando atónitos los mexicanos por una película de “charritos”, lo que llevó a un reestreno en los cines de México.
En esos mismos años (y propio de una sociedad mexicana que estaba bajo el control masculino) “se dio una explosión inesperada de melodramas misóginos en los cuales la mujer fatal era una advertencia contra la modernidad...”, se decía que corrompían la moral. La figura de las mujeres comenzaba a ser relevante en la industria fílmica (como el caso de Dolores del Río), aunque solo fuese para mostrar sus condicionamientos frente al hombre, macho y gallardo. Sara García no estuvo exenta de participar en estos melodramas.
Seguramente todos conocemos Sara García como “La Abuelita de México”, la abuelita recia, enojona, regañona y que seguramente hasta te la mienta, pero a la vez amorosa, tierna y protectora. También, innegablemente, alguna vez hemos visto la anciana que aparece en la presentación del tan famoso “Chocolate Abuelita” que nunca ha vuelto a cambiar desde principios de la década de los setentas.
Su nombre completo era Sara Rita de la Luz García (3 de septiembre de 1892 en Orizaba, Veracruz – 21 de noviembre de 1980, Ciudad de México) y aunque su trabajo no comenzó caracterizando a una abuelita, sí fue la caracterización de esta la que la convirtió en una imagen infaltable de la abuelita mexicana. Su carrera artística en el cine comenzó en 1917 en la película En Defensa Propia, llevándola a tener éxito al tener una actuación natural que con el tiempo fue perfeccionando.
¿CÓMO LLEGÓ A SER LA ABUELITA QUE TODOS CONOCEMOS?
No fue hasta la época de oro del cine mexicano la que encausó su consagración como la “Abuelita de México” en la cinta Mi Abuelita la Pobre (1934) cuando tenía 39 años, en donde Sara, para lograr obtener el papel en la audición, se sacó catorce dientes y se fracturó una pierna y darle verdadera vida a la caracterización y para probar su personaje salió a la calle vestida de anciana. Por entonces, Sara vivía detrás del mercado de San Juan (Salto del Agua con esquina Chapultepec). Para probar su personaje, decidió salir vestida de viejita para ir al Teatro Ideal, resultando tan buena su caracterización que incluso “le ayudaban a cruzar la calle y subir las aceras”, quedándose definitivamente con el papel. A partir de entonces no abandonaría nunca el papel de abuelita, llegando a realizar un total de 156 películas en su filmografía.
Algunas sus películas más famosas son: Las mujeres mandan (1936), No basta ser madre (1938), Ahí está el detalle (1940), Los tres García (1946), Azahares para tu boda (1950), Las señoritas Vivanco (1958), entre muchísimas otras más.
A partir de la figura formada por Sara García de la Abuelita tradicional mexicana, surgió una imagen general de todas las abuelitas mexicanas, convirtiéndose en 1973 en la imagen de Chocolates Aztecas (hoy Chocolate Abuelita, perteneciente a Nestlé) quedando eternamente inmortalizada su imagen que marcó un antes y un después en el cine mexicano. A partir de esta imagen “culmina la familia tradicional” junto a Fernando Soler, se convirtió en uno de esos “seres de edad indefinida que el público siempre identifica con la vejez”, Sara García, la Abuelita de México.
FUENTES DE CONSULTA
García, Gustavo y Rafael Aviña. “La conquista de un sueño 1936 - 1950”, en Época de Oro del Cine Mexicano. México: Clío, 1997, pp. 12 – 21.
Mejía Castillo Mauricio, “La triste historia de la abuelita más famosa de México, El Universal, consultado el 11 febrero de 2024: https://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/colaboracion/mochilazo-en-el-tiempo/nacion/sociedad/2017/05/27/la-temperamental/
Monsiváis, Carlos. “El amor amoroso de las parejas pares”, en Rostros del Cine Mexicano. Italia: Landucci Editores, 1999, p. 67.
Rosas, Alejandro y Julio Patán. “La temible abuelita de México” en México Bizarro 1. México: Planeta, 2017, pp. 36–38.
Comments