Por: Sandra Santiago
“No quiero pintar flores.
Quiero trabajar en la pintura
y expresar aquellos sentimientos
que el arte me inspira”
Marie Bracquemond
El impresionismo fue una corriente artística que surgió en Francia y que fue muy marcada por el nombre de pintores como Édouard Manet, Claude Monet, Auguste Renoir, Edgar Degas, entre otros; quienes, durante mediados del siglo XIX, revolucionaron la forma de representar la realidad.
El impresionismo nace a partir de una crítica de la academia hacia Monet, donde se le acusaba de tener obras descuidadas y “sin terminar”, lo que origina que más que un insulto, lo tomaran como un acomodo entre los artistas y una nueva revolución visual. Aun con la crítica y una reducción a la miseria, después de la Primera Guerra Mundial lograron tener una dominación por encima de la música y literatura.[1]
Sin embargo, las mujeres en este movimiento fueron relegadas por el hecho de ser mujeres, a pesar de los avances sociales parisinos, las mujeres no podían ser admitidas en la Escuela de Bellas Artes, —sino hasta 1897 es admitida la primera mujer—, socialmente ellas tenían que seguir bajo su papel de madres y esposas.
Su formación como pintoras, en la mayoría de los casos, se dio por sus orígenes burgueses, en donde podían acceder a una educación artística que les permitía acudir a academias particulares donde contaban con el mismo plan de estudios que los hombres. Sin embargo, estos estudios, más que para dedicarse a la pintura eran vistos como parte de las aficiones y entretenimientos femeninos.
Punto importante del impresionismo era el pintar al aire libre “plain air”, pero las mujeres no eran bien vistas pintando fuera, por lo que las obras de estas mujeres se dieron a través de su ámbito casero, su intimidad y los círculos sociales en donde se desenvolvían.
Esta corriente buscaba salirse de los parámetros dictados por el Salón de París, buscó adentrar a las mujeres. Es por eso que, tras sus relaciones con los pintores del movimiento impresionista, se pudieron agregar y hacerse ver como pintoras, he aquí a “las cuatro damas del impresionismo”.[2]
BERTHE MORISOT (1841-1895)
Nació en una familia burguesa en 1841, al ser nieta del pintor rococó Jean-Honoré Fragonard tuvo una afición cercana al arte. Así, decide adentrarse al mundo del arte, de la pintura. Decidida a estudiar bajo la tutela de Jean-Baptiste-Camille Corot y bajo su frecuencia visitando el Museo de Louvre, rindieron frutos sus creaciones, pues el Salón de París aceptó dos de sus cuadros.
Para 1874, Morisot se casó con el hermano de Manet, Eugene Manet. En ese mismo año participó en la primera exposición impresionista, y junto a su esposo financió las ediciones siguientes. Su trabajo consistía en mostrar su entorno con naturalidad, mostrar su vida y de quienes la rodeaban, con el uso de pinceladas quebradas y su sentido innato de la luz.
A pesar de ser la mujer más consolidada dentro del grupo de los impresionistas, tenía sus dudas como mujer artista, así lo plasma en sus diarios:
“No creo que exista un hombre que haya tratado a una mujer como su igual y es todo lo que pedí; sin embargo, estoy segura que valgo tanto como ellos”.
MARY CASSATT (1844-1926)
Nació en Pensilvania, en 1844, provenía de una familia acomodada de la cual no aceptaba su determinación hacia la pintura. No obstante, se abrió camino como artista profesional y se convirtió en la única estadounidense en colaborar con los impresionistas en Francia.
A los 15 años ingresó a la Pennsylvania Academy of Fine Arts, donde estudió por 4 años; sin embargo, no llena sus expectativas y se muda a París en 1866. Se dedica a la pintura en óleo, grabados y pasteles, pero todo cambia cuando conoce a Edgar Degas, quien le invita a unirse a los impresionistas. Ella acepta y comienza su camino junto a los impresionistas y la colaboración artística junto a Degas.
Cassatt adopta los elementos japoneses: simplicidad en líneas, espacios planos y composición en los grabados. Además de ser pionera en mezclar estas técnicas, sus obras representan la vida cotidiana de las mujeres, en específico la vida entre las mujeres y sus hijos. Sus obras eran meramente emocionales, transmitían una sensibilidad que no había sido representada con anterioridad.
Fue defensora de los derechos de la mujer, no solo en su arte, sino en su vida personal. No se casó ni tuvo hijos, dedicando su vida de lleno al arte y la promoción de otras mujeres artistas.
MARIE BRACQUEMOND (1840-1916)
A diferencia de sus compañeras, Bracquemond era de familia humilde, y tuvo que esforzarse para poder dedicarse al arte. Consigue ingresar al mundo del arte gracias a sus profesores, entre ellos, Jean-Auguste, Dominique Ingres, quien tenía prejuicios sobre las mujeres artistas y limitó las oportunidades de Bracquemond, ella se aleja de su tutela y continúa su camino artístico de forma independiente:
Dudaba del coraje y la perseverancia de las mujeres en el campo de la pintura. Queria imponer limites a las mujeres artistas en el campo de la pintura, escasillarlas en la pintura de flores, de bodegones, de retratos y escenas propias de su sexo.
Su entrada a los impresionistas se dio a través de su matrimonio con Félix Bracquemond, pues era grabador. Edgar Degas fue quien la invitó a pertenecer al grupo y a las exposiciones; y en 1879, Bracquemond muestra su trabajo junto a los de Monet, Renoir y Morisot. Participa en tres de las ocho exposiciones. Su estilo fue evolucionando conforme los años pasaban.
Sus obras, inicialmente, contaban con una influencia académica pero conforme se iban desarrollando se fue soltando dejando pinceladas más sueltas y expresivas. Se dedicaba a escenas de la vida cotidiana con una la influencia del diseño japonés.
Sus esfuerzos se vieron opacados por su esposo, pues este no valoraba el trabajo de Bracquemond y criticaba su participación en el movimiento lo que provocó que ella perdiera confianza de sí misma. Lo anterior fue causa de la disminución del trabajo artístico y su obra, quedando en la sombra. No obstante, afortunadamente, tras su primera exposición en el Salón de París en 1859 ganó reconocimiento y participó en tres exposiciones de los impresionistas.
EVA GONZALÈS (1849-1883)
La última pintora, pero no menos importante. Francesa de origen español, hija del español Emmanuel Gonzalès —quien fue escritor—, le dio una educación esmerada y quien le dio un contacto con la intelectualidad de París.
A los 16 años comenzó a pintar y mostró sus dotes artísticos, lo que la llevó a exponer en el Salón de París de 1870. De esta manera, su padre le dice a su profesor Charles Joshua Chaplin, que ponga su propio taller, a lo que este se niega, debido a que una muchacha no podía tener esas propiedades estando soltera.
De esta manera, se traslada al taller de Manet, quien influye en su pintura, para después especializarse en obras pastel y tonalidades claras. Usa pinceladas amplias y enérgicas, eliminando los tonos transitorios y el detalle.
Ella se interesa en la representación de la vida moderna, pintando escenas de su propio entorno social. Expone en el Salón de París, de 1870, con su obra “El pequeño soldado”. Ella es recordada más como modelo que como pintora, esto por el retrato más famoso que Manet realizó de ella.
Murió a los 34 años. Pese a no tener exposiciones con los impresionistas, le dedicaron dos exposiciones póstumas, donde fue reconocida como artista del Impresionismo.
Es importante entender que el papel de las mujeres en cualquier ámbito ha sido relegado a lo largo de los años por nombres masculinos que, si bien hay pruebas de haber trabajado codo con codo, sus nombres opacan a los de ellas. En el caso del impresionismo, a pesar de ser una corriente que haya ido en contra de las reglas de lo que la academia dice, esos cuatro nombres quedaron en el olvido, olvidando que ellas, a través de su pintura, reflejaban la perspectiva femenina.
NOTAS
[1] Cf. Duby, Georges y Robert Mandrou. Historia de la Civilización Francesa. FCE, 1966.
[2] Llamadas así por el crítico Gustave Geffroy, en Historia del Impresionismo, publicado en 1894. Quien fue historiador, novelista, periodista, crítico de arte y amigo de Claude Monet.
BIBLIOGRAFÍA
Duby, Georges y Robert Mandrou. Historia de la Civilización Francesa. Traducción de Francisco Gonzalez Aramburo. FCE, 1966.
Historia Arte, HA!. https://historia-arte.com/artistas/eva-gonzales
Historica: Tu break Cultural (blog). https://www.historica.mx/blog/mujeres-en-el-impresionismo
Arte y algo más (blog). https://arteyalgomas.com/2020/02/05/las-4-pintoras-del-movimiento-impresionista-la-mirada-femenina/
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