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LA GENERACIÓN DE LOS 27

Sandra Santiago

Actualizado: 26 jun 2024

Por: Sandra Santiago



“Tú nunca entenderás lo que te quiero porque

duermes en mí y estás dormido yo te oculto llorando,

perseguido por una voz de penetrante acero”

- Federico García Lorca



Dentro del siglo XX, alrededor del mundo se dan diversas revoluciones dentro de diferentes ámbitos sociales, como la búsqueda de identidad -la visibilización de la juventud-, al arte, la música y entre ello, la poesía.

En 1927, varios escritores se dieron cita en Sevilla, esto para homenajear los 300 años de la muerte del escritor Luis de Góngora. En esta reunión también buscaron hacer una nueva forma de escribir poesía, desde una crítica a la Academia literaria, proponiendo sobrepasar las ideas del realismo, es decir, haciendo uso del surrealismo, la poesía pura, un culto a la imagen y una elaboración del sentimiento ajeno al desborde. Añadiendo que haciendo uso de esta corriente -surrealista-, se añaden otras formas de expresión como el cine, el teatro, sin embargo, es más asociado a los poetas.

La mayoría de estos escritores se encontraban dentro del mismo rango de edad, pues algunos de ellos incluso habían asistido a la misma institución, habían colaborado ya en escritos, contaban con influencias literarias comunes, buscaban vivir profesionalmente de la escritura, aunque también hacían poesía no siempre poética sino también narrativa. Aunque también se habla de un equilibrio entre sus ideas, Gerardo Diego habla de 7 específicamente:

● Lo intelectual y lo sentimental.

● Pureza y revolución.

● Minoritario y lo mayoritario.

● Lo culto y lo popular.

● Lo universal y lo español.

● Tradición y renovación.


Se habla de estas porque se dan como posturas tradicionales, pero también como contradictorias, es decir, generaba todo un equilibrio a lo que buscaban expresar y formar.



LAS INSPIRACIONES LITERARIAS

Esta generación también tenía ideas base o autores que inspiraba su trabajo, se puede dividir en dos: los clásicos y los contemporáneos.

Dentro de los clásicos se encuentran Góngora, Bécquer y la poesía popular. Pues en conjunto busca crear una realidad artística autónoma, plantea el problema amoroso y la forma de escribir formal de manera que no sea tan riguroso el proceso. Además de seguir ciertas reglas para ir a lo sencillo y directo de acuerdo al poema.

Por otro lado, en los autores contemporáneos se encuentran Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna, la generación del ´98 y vanguardias como el ultraísmo y el surrealismo. El primero, en “La deshumanización del arte”, expone que el arte de vanguardia como minoritario, intrascendente y lúdico, donde predomina la ironía y la metáfora. En el caso de Ramón, innovó en la metáfora, además de introducir los avances literarios europeos en la literatura española. Y por último, pero no menos importante, la generación del ´98, que se enfoca en los sentimientos, el simbolismo; sin embargo en algún punto a ambas generaciones les dieron las mismas preocupaciones dentro de lo social.

Dentro de las vanguardias como el ultraísmo se retoman elementos como la combinación entre la lírica y el mundo moderno y urbano, como las máquinas; mostrar sentimientos a través de la narración, uso de la metáfora como soporte de la poesía, provocar sorpresa y humor.

Mientras que los elementos retomados del surrealismo se encuentran la libertad imaginativa, el contacto con la política, así como una preocupación por la sociedad y el hombre.

Dentro de los temas que abordaban se daban la ciudad, como un lugar donde el hombre hace su progreso; el compromiso político, es decir, mostraban sus ideologías, esto no se da sino hasta entrada la Guerra Civil, pues antes de ella trataban de no hacer poesía social; también se tratan temas como la nostalgia, la soledad y la muerte.

Sin duda este movimiento entre escritores y poetas tuvo un gran e importante impacto en la forma de escribir, desde el uso de una métrica, el nuevo uso de la metáfora; además de darle un nuevo sentido a lo mismo escrito.

Este movimiento nos otorgó diversos exponentes como Pedro Salinas (Fábula y signo, 1931), Jorge Guillén (Cántico, 1928), Vicente Aleixandre (Pasión de la tierra, 1935), Rafael Alberti (Marinero en tierra, 1925), Damaso Alonso (El viento y el verso, 1923-1924), Federico Garcia Lorca (Sonetos del amor oscuro, 1935-1936), esto por mencionar algunos.


Sin embargo, en todo este movimiento no resuena el nombre de alguna mujer, por ello es que queda esa intriga; no obstante, claro que hubo mujeres que estuvieron presentes en el movimiento, las mujeres que serían conocidas como “Las Sinsombrero”.




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